Somos capaces de ver porque hay luz que se refleja y es absorbida por los diferentes objetos en los que impacta, permitiéndonos percibir la forma, el volumen y el color de los objetos. Cuando la luz penetra en nuestros ojos, atraviesa la córnea, la pupila y el cristalino, y llega a la retina, donde se conforma un impulso nervioso que, después de atravesar el nervio óptico, es interpretado por el cerebro, lo que da lugar a las imágenes que vemos.
Si el cristalino, que es el que permite que la imagen se forme en la retina no funciona como debería, desencadena problemas de refracción que afectan su bienestar.
Evalúa con AIOM 180 grados su visión y su salud ocular con pruebas que detectan dichos problemas de refracción, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, así como problemas de enfoque, como la presbicia.
Igualmente, examinaremos la cámara anterior de sus ojos La cual es una estructura que está entre la córnea y el iris. Este espacio se encuentra relleno de un líquido que se llama humor acuoso, el cual circula libremente y aporta los elementos necesarios para el metabolismo de las estructuras anteriores del ojo, que son avasculares (no reciben aportes nutritivos de la sangre) como la córnea y el cristalino.
El equilibrio entre la producción y la eliminación de ese humor acuoso es de gran importancia para el normal funcionamiento del ojo. Si el canal de Schlemn (por el cual drena el humor acuoso hacia la circulación sanguínea) se obstruye por alguna circunstancia, aumenta la presión normal del humor acuoso y se produce una enfermedad llamada glaucoma que puede causar pérdida de visión y ceguera al dañar el nervio ubicado en la parte de atrás del ojo, conocido como nervio óptico. Los síntomas pueden empezar tan lentos que es posible que no los pueda notar.